FREEDOM CAUCUS: LA TECNOCRACIA QUE AVANZA

Por IBI World UK el 26 febrero 2023 / Dossier American Lobbying, Geopolítica, IBI World UK / Escribir un comentario

En las elecciones estadounidenses de mitad de mandato de enero de 2023, Ron DeSantis, republicano, fue reelegido gobernador de Florida. En su estado, consiguió ganar escaños en zonas tradicionalmente ocupadas por candidatos demócratas. Lo hizo enarbolando la bandera del extremismo religioso, logrando ganar votos incluso entre las minorías negra y latina, presentándose como un candidato del «hacer» en lugar del «decir».

A diferencia de Trump, que desató a sus partidarios para atacar el Capitolio, DeSantis se presenta como un hombre del deber, leal a las instituciones, que quiere introducir reglas tecnocráticas y antidemocráticas de forma completamente constitucional, consiguiendo nuevas leyes, no violando las existentes. En la parte esotérica de su mensaje, no acusa a los actores de Hollywood de comer bebés, como hace la secta QAnon y como creen muchos seguidores de Trump, sino que acusa a los partidos Demócrata y Republicano, más o menos corregidos, de incapacidad.

El análisis y las soluciones que propone son draconianos, como se explica en los folletos de la organización que lo nombró y apoya, Freedom Caucus: en primer lugar, «los líderes de ambos partidos políticos han consolidado tanto poder que la mayoría de los miembros del Congreso no tienen ningún papel significativo en el proceso legislativo más allá de votar a favor o en contra. El resultado es que la ‘Casa del Pueblo’ sirve a todos en Washington menos al pueblo estadounidense: políticos, grupos de presión conectados y burócratas atrincherados», en un marco en el que no surge ninguna diferencia real entre demócratas y republicanos elegidos[1].

El Freedom Caucus quiere que se ponga fin a la tradición según la cual, una vez elegidos, los parlamentarios no están vinculados por un mandato, sino que, si lo creen (se sobreentiende: si son corruptos), pueden a veces votar a favor de propuestas del otro partido político. Al mismo tiempo, el sistema de selección de los dirigentes ya no debe ser ascendente, como es típico en América, sino que debe ser gestionado por la dirección del partido. Por el contrario, la preparación de la legislación, hoy prerrogativa de una pequeña élite, debe extenderse al mayor número posible de parlamentarios, y debe prohibirse la posibilidad actual de que un parlamentario vote también por otro con un simple poder. Y hay que frenar el poder de los grupos de presión para saltarse los términos de las leyes presupuestarias, haciendo que el déficit federal aumente sin control[2].

Reintroducir reglas muy estrictas para sancionar a los funcionarios y empleados de las estructuras políticas federales si no acatan las decisiones del Senado y del Congreso. Esta propuesta es necesaria por la anarquía actual que permite a cualquier lobby encontrar un punto débil en cualquier oficina para imponer sus intereses o sus propuestas de contratación y gasto público. Y para cada ley y decreto, antes de ser aprobado, debe ser obligatorio que cada parlamentario tenga tiempo para leerlo y estudiarlo, es decir, al menos cinco días[3].

Son medidas sensatas en sí mismas, que desplazan completamente el centro del poder. Hoy mandan los lobbies individuales, desinteresados por el bien común, pero que sólo buscan defender intereses particulares. Freedom Caucus, como en la tradición política que surgió en Europa desde el Resurgimiento en el siglo XIX, quiere que manden las secretarías de los partidos, que son también el centro de decisión para la designación de candidatos hasta en el pueblo más pequeño del país, y la corrupción de los lobbies se concentra en la sala de control del partido, para que la cúpula pueda elegir a quién sobornar en función de lo que consideren los intereses imperiosos del país. Intereses que se eligen sobre una base ideológica (lo cual es una primicia para Estados Unidos). Una base que, para los republicanos, debe ser la del fundamentalismo cristiano, el suprematismo blanco, el misionarismo, la superioridad de la ciencia y la tecnología – porque ya no quieren un gobierno del pueblo, sino uno de los «mejores»[4].

¿Qué es el “Freedom Caucus”?

Los principales fundadores del Freedom Caucus: de izquierda a derecha, Mick Mulvaney, Scott Perry y Madison Cawthorn. [5]

El House Freedom Caucus fue formado en enero de 2015 por un grupo de conservadores y miembros del llamado Tea Party Moviment^[6]. Actualmente está compuesto por un buen número de miembros del Partido Republicano tradicionalmente conocidos por encontrarse entre los exponentes más reaccionarios y peor clasificados de la extrema derecha populista estadounidense dentro de la Conferencia Republicana de la Cámara de Representantes (el principal foro del partido utilizado para comunicarse con sus miembros y conocido por producir una publicación diaria de análisis político: el Legislative Digest), es decir, el caucus del partido para los republicanos en la Cámara de Representantes de Estados Unidos^[7].

La descripción del House Freedom Caucus dada por su primer presidente, Jim Jordan, es la de un grupo «más pequeño, más cohesionado, más ágil y más activo»^[8] de conservadores situados en la extrema derecha^[9] del espectro político, que ha apoyado a Donald Trump en el pasado. Entre los miembros fundadores figuran Scott Garrett, Jim Jordan, John Fleming, Matt Salmon, Justin Amash, Raúl Labrador, Mick Mulvaney y Ron DeSantis^[10]. Son parlamentarios que han construido su carrera por su cuenta y que, una vez elegidos para el Congreso, el Senado o los parlamentos de los distintos Estados, se dieron cuenta de que tenían que mediar en los mismos temas en los que (aborto, inmigración, bienestar social, sanidad, fiscalidad, policía) están convencidos de que no hay lugar para la negociación, y de que estamos ante una yuxtaposición entre cruzados de Cristo y satanistas del socialismo real.

Los nombres de estos parlamentarios son desconocidos en la escena internacional, pero son importantes en casa, y han tenido trayectorias políticas diferentes -como en el caso de Justin Amash que, en 2019, horrorizado por el papel que estaba jugando el Freedom Caucus en el país, abandonó tanto la organización como el Partido Republicano[11], o en el de Labrador, que es jefe de la Fiscalía del Estado de Idaho[12]. Pero se trata de un caso único.

Scott Garrett es conocido por su cruzada contra los homosexuales[13] y ha hecho carrera a costa de Trump, que le nombró jefe del Export-Import Bank of the United States (un banco estatal que gestiona las inversiones federales en el extranjero)[14] después de que él hubiera declarado públicamente que quería su cierre porque era un instrumento de colaboracionismo con el comunismo internacional[15]. Mick Mulvaney, por su parte, fue nombrado por Trump para dirigir la Oficina Federal de Gestión y Presupuesto[16]. Jim Jordan no solo está en contra de los homosexuales, también está en contra de las vacunas[17], del aborto[18] y de las leyes que protegen el medio ambiente[19]. No son líderes: ¿cómo es posible que hayamos llegado a ser tan influyentes?

Thiel, Bannon, Musk y los errores de Trump

Marzo de 2017: una reunión de la junta directiva del Freedom Caucus en la que, como puedes ver, no hay sitio para las mujeres[20]

Del Freedom Caucus, a menudo sólo se captan los elementos coreográficos y las tesis disparatadas. Pero esto es un error muy grave. La palabra caucus procede de la lengua algonquina (una tribu india de Norteamérica), y describe el «consejo de ancianos»: Al igual que los miembros de los «consejos de ancianos de antaño» no eran elegidos, tampoco lo son los miembros de los caucuses actuales, de modo que cada uno se representa sólo a sí mismo, y el primero de los caucuses es el que nace en 1763 en el Boston anterior a la independencia, cuando los colonos, organizados en clubes liberales, se reúnen en el Garret, un pub cercano al puerto de Boston, para preseleccionar a los candidatos a las futuras elecciones, desde las municipales hasta las estatales^[21].

En estos pubs votan los presentes, y a menudo uno no conoce a las otras personas con las que debate. No obstante, los caucus fueron la principal forma de toma de decisiones durante gran parte de los siglos XVIII y XIX, debido sobre todo a la naturaleza elitista de los partidos estadounidenses de la época^[22]. Sólo a partir de 1831 los caucuses fueron acompañados de elecciones, con el fin de limitar el poder de las asociaciones secretas que se infiltraban poco a poco en las altas estructuras de los partidos, como la masonería, pero en el siglo pasado se convirtieron ellos mismos en asambleas secretas interpartidistas^[23], ya que los dos grandes partidos estadounidenses están poco ideologizados y son puras organizaciones de presión^[24]. El despertar de los Caucus, deseados por la extrema derecha, se produjo en la campaña electoral de 2016, que coronó a Trump: sus tonos encendidos y violentos, la vulgaridad de sus actitudes y el facha prodigado, sacaron a la luz lo que sólo había dormitado^[25].

En campaña, cada candidato ha reivindicado la condición de ‘outsider’ y ha atacado a casi todos los demás rivales como criaturas del ‘establishment’, a pesar de que los ‘opositores al sistema’ son senadores, gobernadores, primeras damas o multimillonarios: cada uno ha lanzado su campaña como una audaz insurrección contra la corrupción del poder y en defensa de la pureza del pueblo^[26]. Entre ellos se encuentran personajes como Steve Bannon, jefe de campaña de Trump, posteriormente detenido por corrupción^[27], pero miembro del «Consejo de Seguridad Nacional» (el «círculo de asesores que se hizo muy poderoso gracias a Henry Kissinger, que lo convirtió en un gobierno en la sombra detrás de Nixon y que decide la estrategia política y militar de la Administración estadounidense«^[28])^[29]: “El papel de Bannon como presidente de Breitbart.com^[30], con su perspectiva racista, misógina e islamófoba, y su deseo declarado de hacer saltar por los aires nuestro sistema de gobierno, sugiere que se trata de una persona que no sólo no tiene derecho a ser miembro permanente del órgano asesor más poderoso del mundo, sino que tampoco tiene derecho a ocupar un puesto de responsabilidad en ningún gobierno«^[31].

Vladimir Putin y Steven Seagal[32]

La amistad entre Bannon y Trump viene de lejos^[33]: en 2011, ambos dirigieron la campaña del sheriff del condado de Maricopa (Texas), Joe Arepaio, que intentaba demostrar que Barack Obama no era realmente estadounidense. Arepajo fue culpable de varios crímenes contra la humanidad, relacionados con el tratamiento de inmigrantes ilegales en campos de concentración ilegales^[34], pero más tarde fue indultado por Trump cuando fue elegido presidente^[35]. Arepajo fue dado a conocer por Steven Seagal (actor, experto en artes marciales, productor de cine, empresario y cantautor estadounidense de nacionalidad serbia, nacionalizado ruso), un ultraderechista que, en septiembre de 2011, asaltó un domicilio particular con un tanque durante el rodaje de uno de sus programas de televisión^[36].

Seagal trabajaba entonces con Paul Manafort (jefe de campaña de Donald Trump) y Julius Nasso, vinculado a la familia criminal Gambino; juntos vendían en Estados Unidos una autodenominada tecnología nuclear rusa a través de una empresa no identificada Eurotech Ltd^[37] (en 2016, Vladimir Putin habría concedido a Seagal la ciudadanía rusa^[38]). El caucus posteriormente denominado Freedom (libertad) nació en aquellos años de la mano de este grupo de personas, coordinado y financiado por el entonces presidente de la Cámara de Representantes, Paul Ryan, que fue quien convenció a Trump para que se presentara a la presidencia en oposición a la cúpula republicana^[39].

El objetivo político: invertir el rumbo seguido por Clinton y Obama a favor de las reformas sociales (ante todo Obamacare), en las relaciones comerciales internacionales (el tratado NAFTA^[40] y la Asociación Transpacífica^[41]) y en el intento de aprobar una ley sobre el salario mínimo garantizado^[42]. Un objetivo que cuenta con el apoyo de tiburones financieros como Peter Thiel, que añade a la lista de objetivos la lucha contra el multiculturalismo, responsable, según él, de la disminución de la calidad de la enseñanza superior^[43]: al intentar que los miembros de las minorías y de las clases desfavorecidas puedan acceder a la universidad, se baja el listón de calidad exigido a los estudiantes^[44], lo que explicaría el racismo opuesto de los blancos, pero también de los negros y los latinos^[45].

Thiel también se plantea como un outsider frente a las camarillas de la política, y en esta clave afirma haber apoyado inicialmente a Trump^[46], lo que no le impidió utilizar las amistades políticas para hacer de su empresa Palantir Tchnologies Inc, una start-up especializada en análisis de big data, que ha salido a bolsa y cotizará en 2020, para ocuparse de asuntos secretos relacionados con el Pentágono^[47], entre ellos la lucha contra los inmigrantes ilegales^[48] y el desarrollo de tecnologías de la información adecuadas para contrarrestar el terrorismo, el fraude, el espionaje militar e industrial, las emergencias naturales y para la vigilancia masiva indiscriminada^[49]. Al parecer, la CIA y la inteligencia británica pagaron a Palantir sumas principescas procedentes de un fondo con el que Estados Unidos apoya a empresas sin ánimo de lucro^[50].

Peter Thiel estrecha la mano de Donald Trump^[51]

Thiel corresponde generosamente, junto con Erik Prince^[52] (el director general de Blackwater, la principal empresa de mercenarios de Estados Unidos y asesor de Donald Trump^[53]), al comité Make America Number 1. El dinero entregado se utiliza para pagar a Cambridge Analytica, la consultora británica, fundada en 2013 por el multimillonario Robert Mercer (copropietario del sitio Breitbart News, dirigido por Steve Bannon), culpable de recopilar datos personales contenidos en hasta 87 millones^[54] de cuentas de Facebook sin el consentimiento previo de los propietarios con el fin de utilizarlos para influir en la campaña electoral^[55].

Se trata de un asunto delicado. Los pagos de Thiel y Prince a Make America Number 1 se remontan a octubre de 2016, y los de este comité a Cambridge Analytica por consultoría de campaña son de diciembre de 2016^[56], un año después de que ya se hubiera hecho público el escándalo del uso de datos de Facebook y del que Thiel conoce los detalles, ya que forma parte del consejo de administración de Facebook^[57]. Una sospecha reforzada por otros pagos de Make America Number 1 a Cambridge Analytica por la compra de datos personales, que tuvieron lugar en los últimos meses de 2016, al inicio de la campaña presidencial de Trump^[58].

Un error más de Trump, incluso antes del absurdo y sangriento asalto al Capitolio del 6 de enero de 2021. Un error que deja entrever un lado infantil y una falta de percepción del ridículo por parte de estas figuras de alto poder -como cuando asisten a eventos de entretenimiento: «Saboreando la victoria, el mes pasado el Sr. Thiel se disfrazó de Hulk Hogan para la fiesta anual de disfraces «Villanos y Héroes» organizada en Long Island por la familia Mercer, el gran patrocinador de Trump. Me enseña una foto en su teléfono en la que posa con Erik Prince, fundador de la empresa militar privada Blackwater, y Trump, que no iba disfrazado»^[59].

Mirándolo todo en perspectiva histórica, se podría suponer que la presidencia de Trump fue un intento consciente de entender hasta dónde se podía llegar contraviniendo las reglas básicas de la democracia sin ser arrollado. La paradoja parece ser que Trump, que se jactaba de ser el campeón contra los poderes ocultos, era en realidad una marioneta de ellos. Si la masa de partidarios sigue creyendo en el multimillonario de pelo naranja, los líderes de la extrema derecha pasan ahora a la siguiente etapa: la de Ron DeSantis y el Freedom Caucus. Si Trump lleva a las urnas a quienes antes le rehuían, y que votan basándose en la emoción, la ira y la ignorancia, DeSantis llega «al meollo de la cuestión» y logra lo que parecía inimaginable -como cuando obtuvo un notable aumento de popularidad al gestionar los efectos del huracán Ian en septiembre del año pasado, cuando, al lado del presidente Biden, desempeñó a la perfección su papel de gobernador de Florida, evitando convertirlo todo en un ridículo circo, como sin duda habría hecho Trump^[60].

Ron DeSantis, lo nuevo que se avecina

Ron DeSantis^[61]

Las posiciones de DeSantis son tan intransigentes como las de Trump: en Florida, ha prohibido la enseñanza de la identidad sexual en las escuelas antes del cuarto grado, ha prohibido el aborto después de la semana 15 sin hacer excepciones para los casos de violación o incesto, ha organizado vuelos de migrantes a sus países de origen, se ha opuesto a los cierres patronales en los meses de la pandemia, e incluso a las vacunas y mascarillas obligatorias: todo ello destinado a reforzar su imagen de luchador indomable contra la llamada «agenda liberal woke», sentando así las sólidas bases que le permitieron ganar en 62 de los 67 condados de Florida en las elecciones de mitad de mandato^[62].

Sin embargo, con su fundamentalismo cristiano, DeSantis no solo convenció a los antidemócratas, sino también a las minorías étnicas y a muchos de los demócratas, ganando votos de aquellos que habían votado por Biden en 2020, incluidos muchos negros y latinos, y especialmente inmigrantes cubanos religiosos. El resultado: una victoria por un margen de más de 1,5 millones de votos, lo que lo convierte en el margen más amplio de cualquier gobernador de Florida en los últimos 40 años. Por eso Trump teme ahora que el partido dirija al hombre nuevo^[63], y que su carrera esté ya acabada^[64]. Una hipótesis posible gracias a que, aunque DeSantis no se presenta, sus partidarios ya han recaudado más de 200 millones de dólares para su campaña presidencial^[65].

Aunque en su desafío por conquistar la Casa Blanca Donald Trump puede contar con un ejército de leales, en noviembre de 2022 muchos entre los líderes republicanos se han lanzado a mirar a otra parte, especialmente los grandes inversores financieros que, cansados de la imprevisibilidad, brutalidad y falta de respeto por las reglas democráticas mostradas por Trump, no están muy por la labor de llevarlo de nuevo a la Casa Blanca. Entre los primeros en abandonar a Trump está Ken Griffin, el administrador del fondo Citadel Securities, conocido por estar con Gates y Bloomberg entre los multimillonarios estadounidenses a la caza de níquel y cobalto en Groenlandia^[66], así como el segundo mayor financiador de los candidatos republicanos con 60 millones de dólares, y que ya ha dicho públicamente que prefiere a DeSantis^[67].

Un viejo aliado del ex presidente, Stephen Schwarzman^[68], está convencido de que ha llegado el momento de que una nueva generación de republicanos lidere el camino, seguido rápidamente por algunos de los grandes financieros de Nueva York como Thomas Peterffy^[69], Andy Sabin^[70] y Ronald Lauder^[71]. En posturas similares, aunque no explícitamente, se encuentra Stephen Ross, el rey de los promotores inmobiliarios y propietario del equipo de fútbol americano Miami Dolphins, una figura muy influyente en Florida y que ha apoyado activamente a Trump en los últimos años^[72]. Incluso Larry Ellison, de Oracle, amigo de Trump desde hace mucho tiempo, está aparentemente contemplando un «cambio de caballos»^[73].

El Club for Growth, un conocido lobby que promueve políticas económicas de derechas, expresión de varios magnates republicanos y ultraconservadores Jeffrey Yass (financiero multimillonario e inversor en TikTok) y Richard Uihlein (cerveza Schlitz), apoyó a candidatos alternativos a Trump durante la campaña de mitad de mandato y rechazó sus llamamientos a un cambio de rumbo. El Club para el Crecimiento es una red nacional de más de 500.000 estadounidenses a favor de limitar los poderes del Estado y se describe a sí mismo como «el principal grupo de defensa de la libre empresa del país«: «Identificamos los proyectos de ley clave que deben debatirse en el Congreso. Ejercemos la máxima presión sobre los legisladores para que voten como conservadores del libre mercado y del gobierno limitado. Y si no lo hacen, les pedimos cuentas publicando su historial de voto«^[74].

New York Post, 11 de noviembre de 2022^[75]

Una encuesta encargada por el Club para el Crecimiento sobre los posibles candidatos a la presidencia de 2024 reveló que Ron DeSantis tiene una ventaja de 3 puntos sobre Joe Biden, quien a su vez aventaja por 7 puntos a Donald Trump^[76]. Entusiasmado con el resultado, el presidente del Club para el Crecimiento dijo: «Cada vez más estadounidenses están aprendiendo sobre Ron DeSantis y el bien que ha hecho como gobernador de Florida«, señalando que «Entre los posibles candidatos encuestados, DeSantis tiene un alto margen de crecimiento«^[77].

La encuesta sigue a un trabajo similar de la Universidad de Suffolk que muestra que más del 60% de los estadounidenses no quieren que ni Trump ni Biden se presenten en 2024 a la Casa Blanca^[78]. Casi dos tercios de los votantes republicanos e independientes que se identificaron como conservadores o muy conservadores (65%) dijeron que querían que DeSantis se presentara a la presidencia y el 56% de estos mismos votantes dijeron que lo preferían al ex presidente Donald Trump^[79].

Rupert Murdoch ha advertido a Donald Trump de que su imperio mediático no apoyará ningún intento suyo de volver a la Casa Blanca y que su intención es tratar de hacer tabla rasa con la mala reputación del expresidente, calificándole de perdedor y fracasado responsable de arrastrar a los republicanos a «un fiasco político tras otro«^[80]. Su hijo Lachlan Murdoch, el heredero designado que es copropietario de News Corp y dirige la empresa matriz de Fox News, habría dicho a DeSantis que el grupo le apoyaría si se presentara a las próximas elecciones^[81].

Rebekah Mercer, una destacada defensora de Parler, una popular red social muy popular entre los votantes de derechas, accionista de Breitbart News e hija del multimillonario neoyorquino Robert Mercer decidió apoyar a DeSantis con un cheque de 25.000 dólares el día antes de las elecciones^[82]. Rebekah Mercer era miembro del consejo de administración de Emerdata, en cuyas filas trabajan exempleados clave de Cambridge Analytica^[83]. E incluso Steve Bannon, el 12 de diciembre de 2022, abandonó a Trump para elegir a DeSantis^[84], porque Trump tuvo el descaro de almorzar con el nacionalista Nick Fuentes, un negacionista del Holocausto^[85], y pidió a gritos la «destrucción» de la Constitución estadounidense^[86]: un gol en propia meta tras otro.

The Rockbridge Network

Chris Buskirk, editor de «American Greatness», una nueva revista tecnocrática y medievalista de extrema derecha apoyada por Peter Thiel[87]

Donald Trump ha dejado un país más pobre, más débil internacionalmente y más enfadado de lo que lo encontró, y Biden está luchando por recuperar su equilibrio, y esto no solo por la pandemia y la guerra de Ucrania, sino sobre todo por la inmensa deuda nacional y la implosión del sistema social estadounidense. Estamos al borde de un cambio profundo, y eso lo saben incluso los conservadores, que tradicionalmente tienden a encerrar a Estados Unidos en un tazón autárquico. Una tendencia que complace a la extrema derecha y aumenta el poder de gente como Peter Thiel y Elon Musk -y si apuestan por DeSantis, el gobernador de Florida tiene muchas posibilidades de ganar las dos próximas presidenciales y, en ocho años, devolver a EEUU a una Edad Oscura tecnocrática.

Hay nuevos grupos de presión en el candelero, en primer lugar el que reúne a Rebekah Mercer, Steve Bannon, Kellyanne Conway y David Bossie, a saber, el Rockbridge Network^[88], que tiene en el punto de mira a DeSantis^[89]. Según un reciente reportaje del New York Times, la Rockbridge Network es un nuevo grupo de conservadores adinerados que han invertido más de 30 millones de dólares en nuevas iniciativas legales, políticas y mediáticas, incluyendo los llamados «programas de influencia»^[90]. La misión de esta red es «perturbar pero hacer avanzar la agenda republicana» con sus nuevos programas políticos y mediáticos: «Rockbridge Network sustituirá el actual ecosistema republicano por personas e instituciones más orientadas a la acción y eficaces«^[91].

En la primera reunión de la Rockbridge Network, celebrada en 2021 en Arizona, entre los ponentes se encontraba Peter Thiel^[92]. A esta reunión siguió una cumbre privada en la primavera de 2022 en el sur de Florida, cuyo programa, según el New York Times, incluía a varios candidatos republicanos y un discurso a puerta cerrada de Donald Trump^[93]: lo cierto es que se trata de algo que poco tiene que ver con los grupos de presión tradicionales y que promete ser un polo de atracción para muchos estadounidenses deseosos, para bien o para mal, de cambiar el curso de la política estadounidense en clave autárquica.

Al intentar dar una definición exhaustiva de la Rockbridge Network, nos encontramos con un folleto ilustrativo que la califica como «una especie de empresa de capital riesgo político» que «aprovechará el capital de nuestros inversores con la experiencia política adecuada» para «sustituir el actual ecosistema republicano de think tanks, organizaciones mediáticas y grupos activistas que han contribuido al declive del Partido por personas e instituciones mejor orientadas a la acción, más eficaces y centradas en ganar«^[94].

Los 30 millones de dólares asignados en 2021 por la Rockbridge Network se distribuyeron de la siguiente manera: 8 millones para crear un equipo de comunicación de respuesta rápida para activistas y líderes conservadores, financiar encuestas, pagar a influencers, periodistas de investigación y proyectos de renovación cultural^[95]; otros 8 millones se destinaron al llamado RedState Project, un proyecto destinado a «infraestructuras a nivel estatal para hacer azules a los estados rojos«, necesario porque «incluso cuando las organizaciones conservadoras a nivel estatal son más fuertes, no están coordinadas» y, por tanto, es útil construir «una fuerza organizativa centralizada en cada estado, contratando personal para coordinar a grupos afines«^[96].

Peter Thiel[97]

3,7 millones de dólares se destinaron al Lawfare & Strategic Litigation, también conocido como Comité de Litigios Estratégicos: el proyecto que, mediante la identificación de los puntos débiles de ciertas leyes invisibles para la extrema derecha, se supone que coordina el trabajo de varios bufetes de abogados en todo el territorio federal ya que, según Rockbridge, el sistema legal está de todos modos en manos de los demócratas^[98]; 3 millones de dólares se invirtieron en el llamado proyecto de Transición Rockbridge, que aborda un problema común a todas las democracias: «ganar elecciones es inútil si la falta de preparación, de competencias y la resistencia del Estado administrativo nos impiden utilizar realmente el poder para lograr un cambio real y significativo«^[99]. El proyecto quiere crear y educar «un ‘gobierno en espera’ con el pueblo y los planes para dotar de personal a la próxima administración republicana». El objetivo es estar preparados para gobernar eficazmente, con objetivos conservadores, desde el primer día«^[100].

En resumen: tal y como yo lo veo, alguien ha aprovechado la oportunidad de crear una verdadera estructura de poder, una especie de partido dentro de un partido, capaz de recaudar fondos de forma independiente, reunirse, gestionar personas y medios de comunicación, y adoptar estrategias sin requisitos de divulgación, lejos por tanto de miradas indiscretas^[101]. En el folleto de la Rockbridge Network se lee: «Debemos demostrar que nuestro partido está organizado y cuenta con los conocimientos institucionales y el respaldo financiero necesarios, para tener alguna posibilidad de ganar futuras elecciones«^[102]. Samuel Hammond, en su artículo de 2016, habla del plan de Peter Thiel de «convertirse en CEO de Estados Unidos«^[103].

Es la tesis del maestro de marionetas: Thiel habría apoyado a Trump como parte de su camino para convertirse en el CEO en la sombra de los Estados Unidos de América, la persona que puede susurrar al oído del Presidente lo que debe hacer, y realizar su propio proyecto personal de reforma política^[104]: en este sentido, incluso el apoyo que actualmente da a Ron DeSantis sería meramente instrumental. Dicho de otro modo: cuando Thiel votó a Trump, ni más ni menos que cuando votará a DeSantis, en realidad votó y es probable que vote por sí mismo^[105].

Pero, ¿cuál es el proyecto? En varios discursos públicos^[106], Thiel argumenta que la América de los años 50 y 60 estaba empujando las fronteras de la ciencia, como lo demuestra el proyecto Apolo y la conquista de la Luna, que tomó siete años, mientras que hoy en día se utiliza tanto tiempo para construir un puente y los proyectos espaciales toman décadas^[107]. A través del Founders Fund, Thiel ha invertido decenas de millones de dólares en Space-X, la empresa de cohetes de Elon Musk que planea un viaje tripulado a Marte, y en Palantir, que, al estar tecnológicamente más avanzada que la inteligencia militar y estatal, tiende a sustituirla.

Su visión del mundo queda bien descrita en su comentario sobre la tesis del «gobierno de los mejores» del filósofo Thomas Carlyle: «Encuentra en cualquier país al hombre más capaz que exista en él; elévale al lugar supremo y venérale lealmente: tienes un gobierno perfecto para ese país; ninguna urna, elocuencia parlamentaria, votación, elaboración de una constitución u otro mecanismo puede mejorarlo en lo más mínimo. Es el Estado perfecto; un país ideal«[108]. es la tesis del bloguero reaccionario Mencius Moldbug, nacido Curtis Yarvin. Desde la perspectiva de Yarvin, el gobierno no es más que una sociedad con algunas capas añadidas de pompa y circunstancias democráticas. Un gobierno eficaz necesita un monarca ilustrado; alguien con visión, fuerza y, sobre todo, capacidad para delegar: «Puedo decirte exactamente cómo se toman las decisiones en Apple», escribió Yarvin en 2009: «Primero, Apple encuentra a un hombre. Lo contrata. Y una vez contratado, le dice: señor, deje que decida usted»[109].

Mark Randall Meadows, el aliado de Donald Trump que contribuye con sus palabras a provocar que los supremacistas ataquen el Capitolio [110]

Thiel escribe: «Ya no creo que la libertad y la democracia sean compatibles. … Estamos en una carrera a muerte entre la política y la tecnología. El futuro será mucho mejor o mucho peor. A diferencia del mundo de la política, en el mundo de la tecnología las decisiones de los individuos pueden seguir siendo cruciales. El destino de nuestro mundo puede depender del esfuerzo de una sola persona que construya o difunda la máquina de la libertad que hace que el mundo sea seguro para el capitalismo«[111]. En definitiva, no se trata de neofascismo, sino de feudalismo corporativo o absolutismo ilustrado.

Una corporación que sus fundadores ven en el Freedom Caucus, en el que confluyen Thiel, Musk, Steve Bannon, Jared Kushner, Reince Priebus y el general Michael T. Flynn^[112], convocado por el exjefe de gabinete de Trump, Mark Randall Meadows^[113], quien, tras la derrota electoral de Trump en 2020, estuvo entre los más activos partidarios del fallido intento de anular los resultados electorales y mantenerse en el poder mediante la violencia^[114], por lo que tiene serias cuentas legales que saldar^[115].

Pero si va en esta dirección, Thiel se verá obligado a enfrentarse (por el liderazgo), no con Trump o DeSantis, sino con Elon Musk – un personaje polifacético, que a su amor por las criptodivisas, la herramienta especulativa que economistas como Nouriel Roubini ven como el mal absoluto, incurre en otra contradicción, al pregonar su preocupación por el planeta en el mismo momento en que no tiene en cuenta que los ordenadores necesarios para crearlos absorben algo así como el 0,56% de las necesidades mundiales de electricidad^[116], y que quizá el planeta tenga hoy problemas más acuciantes que llegar a Marte.

Las dudas sobre las intenciones de Elon Musk están todas ahí, y desde luego no se disipan con algunos de sus desmentidos improvisados, como su nada tranquilizadora invitación a seguir al Conejo Blanco (‘Follow the White Rabbit’): una frase que ha adquirido el valor simbólico de un grito de guerra del grupo político de extrema derecha estadounidense QAnon. Como es bien sabido, muchos seguidores de QAnon son partidarios de Trump y de lo que ellos creen que es su cruzada secreta^[117] contra una cábala satanista global a la que le gustaría destruir el mundo^[118].

Democracia en retirada

Asalto al Capitolio, Trump incita a las masas^[119]

La democracia en Estados Unidos atraviesa una gravísima crisis de funcionamiento, de adhesión popular, de resistencia institucional. La fuerte polarización del sistema ha adquirido niveles de radicalización intolerables en los últimos cinco años, en parte debido a la incapacidad de los políticos para afrontar los problemas con eficacia: una incapacidad que conlleva una grave erosión de la legitimidad del Estado que alcanzó su punto álgido con ocasión del atentado en el Capitolio el 6 de enero de 2021. Este impactante suceso sacó a la superficie una realidad institucional que puede compararse a un gigante con pies de barro: un fenómeno que afecta a un número creciente de países y que podemos denominar «democracia en retirada»^[120].

James Bryce escribe: «La elección del presidente, a través de lo que ahora es prácticamente una votación popular simultánea, no solo implica un enorme gasto de energía, tiempo y dinero una vez cada cuatro años, sino que induce necesariamente una crisis que, si coincide con alguna pasión que agite al pueblo, puede ser peligrosa«^[121]. La victoria de Trump ha sido el resultado de un proceso de desmantelamiento progresivo del sistema político estadounidense que se viene produciendo desde hace varios años. Lo que ha surgido de las últimas primarias está en línea con la transformación de las luchas internas entre facciones dentro de los partidos debido a la creciente desinformación, gracias a la cual el único argumento político de la derecha es acusar a los demócratas de querer una dictadura bolchevique y a las minorías étnicas y religiosas de preparar la masacre de los cristianos blancos^[122].

La política nacional estadounidense, basada en sólo dos partidos, ya no se corresponde con la complejidad de la diversidad social, los intereses industriales, militares y financieros, la necesidad de una mayor competencia en las relaciones internacionales y las nuevas recetas tras el posterior fracaso del keynesianismo y el neoliberalismo. En Estados Unidos no es cierto que se den las condiciones para una democracia y un Estado sólidos, como explica el filósofo Von Hayek: la función principal del Estado es regular el sistema mediante reglas y normas que impidan que una parte social se imponga arbitrariamente sobre las demás y prevalezca sobre ellas: en este sentido, en su visión, el Estado asume el papel de mediador entre las demandas de los individuos y las organizaciones^[123].

Tras la derrota de Trump en las elecciones presidenciales y el ataque al Capitolio, Thiel y Musk, sin renegar abiertamente del expresidente, empezaron a buscar en otra parte al hombre adecuado para hacer realidad su sueño de tecnocracia. Thiel apoyó a Kevin McCarthy, un hombre del Freedom Caucus^[124]. No es casualidad, ya que esta organización quiere influir en decisiones cruciales para el funcionamiento de la democracia, incluidos los procedimientos de destitución, el Departamento de Justicia y las enmiendas a la Constitución^[125]. Para 2023, Thiel apoya la candidatura de Scott Perry a la presidencia del Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes^[126], y de Jim Jordan a la presidencia del Comité Judicial de la Cámara^[127]: dos afiliados al Freedom Caucus).

Musk, por su parte, apuesta por una candidatura a la Casa Blanca, que califica de «razonable y centrista», de Ron DeSantis, uno de los fundadores del Freedom Caucus, en caso de que decida presentarse^[128], una decisión que no se espera que se anuncie antes de que finalice la sesión legislativa de Florida en mayo de 2023^[129]. DeSantis ha crecido tanto que se ha convertido en una formidable máquina de guerra política, capaz de ganar un segundo mandato como gobernador de Florida el año pasado con una impresionante ventaja de 19 puntos porcentuales sobre su oponente: «DeSantis fue visto favorablemente por el 43% de todos los encuestados, mientras que Trump por sólo el 36%. DeSantis lidera por 30 puntos, 59% a 29%, entre los que se identifican como conservadores«[130].

El efecto más llamativo de este proceso degenerativo es el auge del populismo, que se manifiesta en el abuso de las instituciones electorales, dictado por la nostalgia religiosa, económica y racial^[131]. Los que están en la cresta de la ola ya no son los autoritarios de antaño, respaldados por una ideología desmesurada y un sistema represivo eficaz. Son gobiernos que aparentan ser democráticos, pero que ofrecen a cualquiera la posibilidad de desafiar eficazmente las reglas. Son gobiernos que contradicen, por primera vez en la historia democrática, las tres reglas establecidas por la Revolución Francesa: según ellas, para dirigir el Estado hay que renunciar conscientemente a la Libertad, a la Fraternidad (Solidaridad) y, sobre todo, a la Igualdad.

[1] https://perry.house.gov/uploadedfiles/hfc_rules_reforms_proposal_7.25.2022.pdf

[2] https://perry.house.gov/uploadedfiles/hfc_rules_reforms_proposal_7.25.2022.pdf

[3] https://perry.house.gov/uploadedfiles/hfc_rules_reforms_proposal_7.25.2022.pdf

[4] https://perry.house.gov/uploadedfiles/hfc_rules_reforms_proposal_7.25.2022.pdf

[5] https://www.politico.com/news/2022/04/29/house-republican-freedom-caucus-challenges-00023071

[6] https://www.politico.com/story/2015/01/house-freedom-caucus-conservative-legislation-114593 ; https://www.washingtonexaminer.com/conservative-lawmakers-form-house-freedom-caucus

[7] https://web.archive.org/web/20181213171255/http:/time.com/4067218/freedom-caucus/ ; https://www.pewresearch.org/fact-tank/2015/10/20/house-freedom-caucus-what-is-it-and-whos-in-it/ ; https://slate.com/news-and-politics/2015/01/freedom-caucus-right-wing-members-of-congress-form-new-group-to-rally-conservatives.html ; http://edition.cnn.com/2017/03/23/politics/what-is-the-freedom-caucus/ ;« https://eu.citizen-times.com/story/news/politics/elections/2016/12/03/meadows-line-lead-houses-most-conservative-wing/94887464/

[8] https://www.cleveland.com/open/2015/02/its_official_rep_jim_jordan_no.html ; https://www.vice.com/en/article/d7ejw7/the-right-wing-freedom-caucus-says-its-going-to-kill-trumpcare-vgtrn ; https://www.forbes.com/sites/theapothecary/2017/04/02/gop-centrists-not-freedom-caucus-are-blocking-deal-to-replace-obamacare/?sh=7a806534533e ; https://web.archive.org/web/20190404084802/https:/thehill.com/homenews/house/325856-republican-quits-house-freedom-caucus ; https://www.newyorker.com/magazine/2015/12/14/a-house-divided ; https://www.politico.com/story/2016/03/house-freedom-caucus-to-break-with-leadership-on-budget-220758 ; https://www.nytimes.com/2017/03/25/us/politics/trump-health-care-defeat-gop-civil-war.html ; https://web.archive.org/web/20170705233615/http:/origin-nyi.thehill.com/homenews/administration/326643-trump-on-the-warpath-against-freedom-caucus ; https://www.theguardian.com/us-news/2015/oct/07/republicans-freedom-caucus-daniel-webster-speaker ; https://web.archive.org/web/20150728055603/http:/www.nationaljournal.com/congress/boehner-vs-freedom-caucus-battle-escalates-20150624 ; https://www.washingtonpost.com/politics/insurgent-bloc-of-house-conservatives-proving-to-be-a-thorn-in-boehners-side/2015/03/04/6bec23e4-c29c-11e4-9ec2-b418f57a4a99_story.html ; https://www.pbs.org/newshour/politics/whos-to-blame-for-the-government-shutdown-a-look-at-the-political-fallout-so-far