CHILE DESPUÉS DEL NO: AHORA LA COHESIÓN SOCIAL ESTÁ EN PELIGRO

Por IBI World España el 11 septiembre 2022 / Geopolítica, IBI World España / Escribir un comentario

Sólo 9 meses después de elegir a Gabriel Boric como nuevo líder del país^[1], los votantes chilenos rechazaron por abrumadora mayoría la nueva constitución propuesta por la Asamblea^[2], que debía sustituir a la redactada bajo el gobierno militar del general Augusto Pinochet en 1980. A pesar de que los chilenos llevan años exigiendo que se anulen las leyes dictatoriales de hace medio siglo (en octubre de 2020, tras protestas masivas, el 78% de la población votó por cambiarlas^[3]), el 62% del electorado votó en contra^[4]. El presidente de Colombia, Gustavo Petro, comentó: «Pinochet ha resucitado«^[5]. Y ahora Chile está al borde del caos, y el gobierno de Boric contempla la posibilidad de dimitir. Entró en la Moneda el 11 de marzo con un ambicioso programa de reformas sanitarias, educativas, sociales y fiscales^[6]. Un programa cuya premisa era el referéndum rechazado por los que le habían elegido.

Lo que propone la nueva Constitución

Miles de personas celebran en la plaza de Santiago la derrota del referéndum^[7]

El proceso que llevó a la redacción de la Constitución, que duró un año, fue muy participativo: recogió diversas propuestas ciudadanas e involucró, de hecho, a más de un millón y medio de chilenos, que escribieron propuestas y presentaron peticiones que luego fueron recogidas por la Asamblea en el proyecto de referéndum. Por ello, la nueva Constitución fue definida por la prensa nacional como «popular», es decir, escrita «desde abajo»^[8]. Integra los derechos de las etnias minoritarias (en primer lugar los mapuches, que constituyen el 21% de la población), potencia la visibilidad y el papel de la mujer en la sociedad, y abre amplios espacios de intervención del Estado en la economía y en los servicios públicos y sociales (escuelas, pensiones, sanidad, cultura)^[9].

La nueva carta delega muchas competencias al Estado en cuanto a la prestación de diversos servicios y amplía la protección de los derechos sociales, especialmente en las políticas de sanidad, educación y vivienda. Refuerza los derechos de los trabajadores y trabajadoras, garantiza el derecho de huelga y reconoce la «función social del trabajo». También reconoce y defiende los bienes comunes: consagra el derecho universal al agua, que como bien común no puede ser privatizado, y el derecho de la naturaleza a ser protegida y respetada^[10]. El proyecto, ahora rechazado, también habría cambiado muchas instituciones chilenas, como la sustitución del Senado por una Cámara de Regiones, primer paso en la modificación del Estado unitario en uno federal, que garantizaría mejor las zonas más alejadas de la capital^[11].

La Constitución también es feminista: el texto consagra la igualdad de género en las instituciones públicas y privadas, reconoce el trabajo de apoyo al hogar como un empleo, crea el derecho al aborto y promueve la abolición de la desigualdad salarial. Varios artículos tratan sobre la violencia de género y el reconocimiento de la perspectiva de género en la salud y la justicia^[12]. ¿Cómo es que fue rechazado por los chilenos, entonces?

El principal error fue que quisieron hacer demasiado: tras dieciocho meses de debates, a menudo confusos, se elaboró un texto extremadamente complejo y extenso de 178 páginas y 388 artículos con 38 normas transitorias^[13] (un poco demasiado, comparado con el existente de 143 artículos, y el italiano de 139^[14]). Una constitución debe establecer lo esencial, no la línea política de la próxima generación, además, en un país que sigue siendo muy conservador^[15]. El proyecto también es criticado por el Instituto Liberdad y Desarollo, según el cual la propuesta del Gobierno debilita la colaboración público-privada y compromete el bienestar de los ciudadanos^[16].

Con la creación de varios sistemas judiciales paralelos, sin límites jurisdiccionales claramente definidos, se corre el riesgo de que se produzcan graves desigualdades y discriminaciones arbitrarias^[17]. Si Chile, históricamente, es un Estado unitario y centralista, el nuevo texto reconoce la plurinacionalidad^[18]: «Chile es un Estado social y democrático, de derecho. Es plurinacional, intercultural, regional y ecológica«^[19]. Y coloca los derechos de las mujeres, las etnias, la flora y la fauna en el mismo nivel, en una enorme confusión de prioridades y direcciones^[20]. La campaña electoral se caracterizó por una amplia difusión de noticias falsas, especialmente en las redes sociales. Una de las más difundidas fue que la nueva Constitución no defendía la propiedad privada de las viviendas. El frente del «sí» tuvo que pronunciarse públicamente para refutar este disparate, así como el que según el cual el aborto estaría permitido hasta el noveno mes de embarazo^[21].

Elisa Loncón ondea la bandera del pueblo mapuche tras su elección^[22]

La nueva propuesta chilena querría unir al país, pero sólo corre el riesgo de dividirlo, sobre todo cuando recita que quiere devolver a las minorías étnicas las tierras usurpadas durante generaciones^[23], una propuesta que ha molestado profundamente a la población, porque pone en duda sus derechos de propiedad adquiridos. La propuesta fue insertada por Elisa Loncón^[24], una mujer mapuche elegida como presidenta de la Asamblea en julio de 2021^[25]. Hasta la fecha, la Constitución chilena es la única de América Latina que no reconoce a los pueblos indígenas, de los que hay al menos nueve en Chile, siendo la mayoría los mapuches (literalmente «gente de la tierra», 1,7 millones de ciudadanos de los 19 millones de chilenos^[26]) y los aymaras^[27]. Y Gabriel Boric les había prometido que tomaría decisiones radicales, que alegran a las minorías étnicas, pero asustan a más del 80% de la población.

El momento no es el más propicio: el presidente tiene que lidiar con la crisis económica provocada por la pandemia, la crisis del petróleo causada por la guerra en Ucrania, la presión migratoria en el norte del país, que ha dado lugar a episodios racistas y xenófobos, especialmente en la ciudad de Iquique y la región sureña de la Araucanía. Sin olvidar las cuestiones relacionadas con las violaciones de los derechos humanos cometidas durante las protestas de 2019 por la policía de carabineros, cuya reforma estructural reclamaban muchos votantes boricuas. Los votantes del nuevo gobierno esperaban en primer lugar una solución a las profundas desigualdades del país y la nacionalización de la sanidad, la educación y el sistema de seguridad social, ahora en manos privadas^[28].

¿Y ahora?

Celebración de los ciudadanos tras el «rechazo» al referéndum^[29]

Tras el anuncio de los resultados, cientos de personas que habían votado por el «no» se reunieron en la capital, Santiago, en la Plaza Baquedano (que durante las grandes protestas iniciadas en octubre de 2019 los manifestantes habían apodado Plaza de la Dignidad), y lo celebraron, en su mayoría de forma pacífica: unos pocos agitadores lanzaron piedras y palos a los coches que pasaban por las calles cercanas a la plaza, y posteriormente fueron detenidos por la policía^[30]. El resultado fue celebrado por el Comité del No como un «gesto de sensatez de los chilenos» y como «una sonora lección para el ala más radical de la izquierda y del comunismo» que apoyaba la nueva Constitución^[31].

Pero sólo ahora está claro para todos que el voto del NO lo ha anulado todo, por lo que los estudiantes chilenos protestan en las estaciones de metro de la capital, exigiendo reformas en el sistema educativo^[32]. El presidente, que había apoyado la nueva constitución, dice que trabajará con el Congreso y la sociedad civil para elaborar un «nuevo proceso constitucional»^[33]: «Debemos escuchar la voz del pueblo«, confirma. Boric dice que seguirá trabajando para conseguir una propuesta que «nos llene de confianza y nos una a todos«^[34].

El país sufre de sequía y racionamiento de agua^[35]. El 1 de mayo hubo manifestaciones contra la difícil situación del país: un capitalismo que no resuelve, los abusos del clientelismo y la disparidad del crecimiento económico: las pocas familias ricas del país duplicaron sus beneficios en 2021, mientras que el aumento de los salarios reales no pasó del 5,2%. Esto no ha compensado el aumento de la inflación, lo que ha significado una pérdida real del poder adquisitivo de los salarios chilenos^[36]: «desde diciembre de 2021 a marzo de 2022, la pérdida del poder adquisitivo de los salarios aumentó a casi 100 mil pesos mensuales en relación con el aumento de los precios de los alimentos esenciales como el pan, las verduras, las legumbres, el aceite y los productos lácteos y de los servicios básicos (…) como el gas, la gasolina y la parafina, que aumentaron un 55,6%«, denuncia la Central Clasista de los Trabajadores^[37]. Hay fuertes enfrentamientos con la policía.

Y ahora los chilenos exigen los cambios contenidos en el referéndum: pensiones justas, empleos dignos, salud pública y educación gratuita^[38]. Por ello, tras el rechazo de la Constitución, Gabriel Boric reunió a los líderes de los partidos^[39] y «remodeló» el gobierno, creando un nuevo equipo para redactar una propuesta de nueva Constitución que contara con el apoyo de todas las fuerzas políticas^[40]. Boric nombró a Carolina Toha como ministra del Interior: una experimentada política centrista, ex alcaldesa de Santiago y ministra de la ex presidenta Michelle Bachelet^[41].

Pero no será fácil volver a empezar después de las dificultades y tensiones de los últimos años. Una vía alternativa podría ser que una comisión más reducida de políticos y académicos trabajara en un nuevo texto. Mientras tanto, la derecha ha dicho que está abierta a cambios en la Constitución, lo que sugiere una reducción de los objetivos de la izquierda que ganó las elecciones^[42]. Dice Boric: «desde el punto de vista político, es quizás uno de los momentos más difíciles que he tenido que afrontar«. Pide «superar las diferencias«, «fortalecer la cohesión» y «recuperar la confianza» de los chilenos^[43]. Pero choca con un muro formado por la actitud conservadora de la gran mayoría de la población, que lo había votado para sacar a la derecha neoliberal de la Moneda, pero que no quiere saber nada de las políticas sociales de Boric (y de Salvador Allende). Chile ya no es el de la clase obrera de los años 70.

6 de septiembre de 2022: El presidente chileno Gabriel Boric con la nueva ministra del Interior Carolina Toha^[44]

Incluso en América Latina, el sentido de la solidaridad que dominó los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial ha sido sustituido por un individualismo que a veces roza la sociopatía. Esto no quiere decir que el referéndum haya sido acertado, sino sólo que, para lograr el cambio, Boric trató de llenarlo con todas las demandas particulares de todos los grupos de interés y de presión, sin importarle las contradicciones, la excesiva complejidad y la burocratización de la socialidad, una idea que nunca ha funcionado, salvo en sentido negativo, como en la Alemania de los años 30 o en la Rusia actual: la gente se une más a gusto contra un enemigo que a favor de una idea.

En el siglo pasado, la derrota habría obligado a Boric a dimitir. En este sentido, Chile demuestra ser una parte del mundo político occidental: en Santiago, como en Roma, Berlín, Londres y Estocolmo, los partidos de la oposición no aprovechan la marea creciente contra los mayoritarios, porque no quieren la responsabilidad de gestionar el desastre que todos imaginamos inminente y del que hay tantos indicios -basta con seguir las noticias seleccionadas, desde el peligro de la explosión de la central nuclear ucraniana hasta la crisis del trigo, desde la explosión inflacionaria de los costes energéticos hasta el crecimiento de los sentimientos racistas, en todas partes.

Cuando la gente exige un cambio, lo quiere radical e inmediato, pero lo exige sin dolor. El referéndum de Boric trató de encontrar un máximo común denominador de todos los chilenos, y se topó con el mínimo común múltiplo de la ira y el rechazo a la novedad. Tras un siglo de mentiras sobre la democracia, propagadas por el capitalismo industrial, financiero y ahora militar -al principio sólo por Estados Unidos, hoy también por China y Rusia-, la convivencia social está a prueba, y basta una nimiedad para desatar la violencia en las calles.

La resolución de la cuestión chilena, sea cual sea, nos servirá para entender los retos a los que se enfrentarán nuestros parlamentos nacionales en los próximos meses. Y, te aseguro, que hay motivos para morir de miedo.

^[1] https://www.glistatigenerali.com/geopolitica/il-cile-di-gabriel-boric-il-ritorno-della-speranza/

^[2] Constituent Convention consists of 155 members. Men and women in equal numbers plus 17 members from the country’s original populations, particularly Mapuche and Aymara: https://www.avvenire.it/mondo/pagine/mapuche-presidente-loncon

^[3] https://www.bbc.com/news/world-latin-america-54687090

^[4] https://www.ilmattino.it/primopiano/esteri/cile_costituzione_pinochet_referendum_manifestazioni_ultime_notizie-6909635.html

^[5] https://twitter.com/petrogustavo/status/1566573956915728384

^[6] https://www.internazionale.it/magazine/2022/03/17/le-prime-mosse-di-gabriel-boric

^[7] https://www.ilmattino.it/primopiano/esteri/cile_costituzione_pinochet_referendum_manifestazioni_ultime_notizie-6909635.html

^[8] https://www.ilpost.it/2022/09/04/cile-costituzione-referendum/

^[9] https://www.ansa.it/sito/notizie/mondo/2022/09/04/cile-aperti-i-seggi-per-il-referendum-sulla-nuova-costituzione_898cc558-d046-43a9-842c-688ef0740854.html

^[10] https://www.ilpost.it/2022/09/04/cile-costituzione-referendum/

^[11] https://www.chileconvencion.cl/wp-content/uploads/2022/07/Texto-CPR-2022.pdf

^[12] https://www.ilpost.it/2022/09/04/cile-costituzione-referendum/

^[13] Il testo completo della nuova Costituzione si può consultare qui: https://www.chileconvencion.cl/wp-content/uploads/2022/07/Texto-CPR-2022.pdf

^[14] https://www.glistatigenerali.com/america-mondo_legislazione/voto-cile-referendum-costituzionale-4-settembre/